Tema 4: Los niveles de referencia de aprendizaje de lenguas y el desarrollo de competencias
El presente tema se encuentra directamente relacionado con el Tema 2, por lo que, para su abordaje, se partió de la definición del uso de la lengua que se puede ver en la siguiente imagen, especificada, a su vez, en el Capítulo 2 (p. 9) del MCER, para, a continuación, trabajar de manera específica con las competencias. Para tal fin, además de la exposición teórica por parte de la docente, visionamos una TED talk de Chimamanda Ngozi en la que se hablaba sobre los peligros de la historia única y completamos, con las mismas parejas con las que habíamos trabajado previamente, el curso diseñado en el tema anterior con los nuevos elementos del Marco vistos durante esta clase (competencias).
En mi opinión, y como docentes de lenguas extranjeras, considero que el estudio y manejo de las competencias es un aspecto fundamental, ya que es necesario que el alumno las desarrolle de manera plena para completar, así, su proceso de adquisición y aprendizaje. Debemos entender entonces que, para que el usuario consiga este objetivo, es preciso que ponga en práctica una serie de procesos, estrategias y conocimientos, los cuales seleccionará y activará, de acuerdo con el contexto en el que tenga que emplear la lengua, para enfrentarse a una tarea determinada. Para completar dicha tarea, el usuario se embarcará en lo que se conoce como "tarea comunicativa" o "actividad de lengua" y podrá, así, en práctica estos procesos cognitivos, estrategias y conocimientos que, con el uso continuado, le llevarán a desarrollar su aprendizaje. Con el fin de realizar estas tareas y actividades que son necesarias para abordar las diferentes situaciones comunicativas, los usuarios ponen en práctica sus competencias, desarrolladas a partir de su experiencia previa, tanto dentro como fuera del aula. Al participar constantemente en acontecimientos comunicativos, las competencias del alumnado se encuentran en un proceso continuo de desarrollo que adquiere, de este modo, un carácter totalmente circular. De esta manera, cuanto más practique el usuario, más y más desarrollará sus competencias, si bien no todas ellas se encontrarán en el mismo punto o nivel de idioma. Así, lo más probable es que un usuario con un nivel B1 tenga algunas de sus competencias desarrolladas hasta un nivel A2 o A2+ y otras hasta un nivel B1+ o B2, por ejemplo. El nivel de desarrollo de cada una de estas competencias, tal y como especifica el Companion Volume, dependerá, principalmente, de las competencias generales de cada usuario, las cuales vienen determinadas, a su vez, por diversos factores como la edad, la experiencia, etc. Este será un aspecto que deberemos tener en cuenta, sin duda, en nuestra tarea como docentes, con el fin de incentivar, dentro de lo posible, un equilibrio entre todos los niveles de desarrollo de las competencias y de prestar especial atención a aquellos elementos que más lo necesiten. Con relación a esto, y con el fin de profundizar un poco más en el estudio de las competencias, resulta necesario establecer una distinción entre aquellas que se consideran de tipo más general (no relacionadas directamente con la lengua, pero que se pueden utilizar para acciones de todo tipo, también para actividades lingüísticas) y las de carácter comunicativo (aquellas que hacen posible que el usuario pueda actuar utilizando específicamente medios lingüísticos), cuyas subcategorías pueden verse detalladas en la siguiente imagen. Es importante destacar, con relación a este punto, que aunque se presenten de manera separada, estas categorías no son estancas, por lo que existe una fuerte interrelación entre todas ellas.
Desde mi punto de vista, y tal y como hemos visto durante este tema, la adquisición de una lengua es indivisible de la interiorización de su cultura, puesto que ambas son caras de una misma moneda. Dicho proceso presenta implicaciones también a otros niveles, entre los que destaca la evolución de nuestros valores, puntos de vista o creencias, que, si bien se encuentran en constante progreso durante toda la vida, se desarrollan todavía más o de manera diferente en el caso de adquirir otra lengua-cultura distinta de la materna. De hecho, y a raíz de las sensaciones compartidas con otros compañeros, muchos sentimos que, tras la adquisición de nuestra lengua-cultura extranjera, somos más curiosos y a la vez respetuosos con las culturas ajenas, más abiertos, más comprensivos y más tolerantes tanto con nuestros puntos de vista como con los de los demás; por lo que consideramos, en general, que es un aspecto que ha influido, en gran medida, en la conformación de nuestra personalidad de manera directa. Esta influencia no solo se produce de manera unidireccional hacia nuestra cultura origen (cuestionando, en muchos casos, los sistemas o dinámicas imperantes), sino también hacia la cultura meta, aportando, en muchas ocasiones, elementos propios de nuestra cultura materna. Durante mi proceso de aprendizaje de lenguas extranjeras, visto ahora en perspectiva, puedo observar la influencia exponencialmente progresiva que ha tenido la lengua-cultura extranjera en el desarrollo de mi personalidad. De este modo, y tal y como comparten también muchos de mis colegas, creo que, cuando adquirimos una lengua extranjera, modificamos, por un lado, nuestra personalidad en la cultura origen (la cual presenta, irremediablemente, rasgos de la meta) y, por el otro, desarrollamos una "nueva" personalidad en la lengua extranjera, como si creásemos nuestro propio "personaje" en ese otro idioma, que puede ser parecido y presentar elementos o no del que tenemos en nuestra lengua-cultura materna. Esta evolución puede verse claramente en la fase en la que el usuario deja de "parecer" un libro de texto y "suena" natural, como si estuviese hablando su lengua materna, independientemente de los errores que cometa. La consecución de esta naturalidad es indisociable de otros aspectos diferentes de los puramente lingüísticos como, por ejemplo, las costumbres, los "sentimientos" o conceptos compartidos o el lenguaje no verbal. Con todo, no debemos olvidar que, tanto dentro de nuestra cultura como de la otra, cada individuo tiende a permear toda esta información desde su propio punto de vista específico, determinado, a su vez, por factores eminentemente socioeconómicos, culturales y de clase, puesto que, a pesar de intentar hacer un ejercicio de abstracción y objetividad, es muy difícil desprenderse de todos estos prejuicios e ideas establecidas. Así, será indispensable que, para la adquisición de una nueva lengua-cultura, el alumno presente, dentro de lo posible, una mentalidad abierta y sea capaz de desarrollar cierta sensibilidad, empatía, tolerancia y respeto, así como desterrar toda actitud clasista, racista o xenófoba.
En vista de lo anterior, resulta obvio que el aprendizaje de un idioma implica no solo el estudio de elementos de carácter más lingüístico, sino también de otros tales como valores, puntos de vista, costumbres, etc. que son ajenos o diferentes de los de nuestra cultura origen. Se trata pues de un proceso que resulta beneficioso y positivo a múltiples niveles, no solo académicos o laborales, sino también cívicos, sociales, etc. No obstante, y puesto que, tal y como se comentaba anteriormente, siempre tendemos a analizar todo desde nuestro punto de vista, será importante hacer un ejercicio de abstracción, relativización y objetividad a la hora de abordar estas cuestiones, intentando no caer en los estereotipos imperantes ni seguir los prejuicios establecidos, así como haciendo hincapié en la diversidad existente en todas las partes del mundo. Este aspecto adquiere gran relevancia también en el proceso de E-A de segundas lenguas o lenguas extranjeras en general, donde es muy habitual caer, sin darnos cuenta, en las ideas preconcebidas que se nos han ido transmitiendo y hemos ido interiorizando a lo largo de nuestra vida; lo que hace que, como docentes, se las transmitamos, a su vez, a nuestro alumnado creando, así, un círculo muy difícil de romper que, además, se ve refrendado y reforzado, en muchos casos, por la información que nos llega por otros canales. De esta manera, resulta muy importante que evitemos crear nociones demasiado estereotipadas durante nuestras clases con el fin de que los alumnos puedan adquirir contenidos de carácter cultural, pero sin crear clichés que, en la realidad, no sean totalmente ciertos. A colación de esto, me ha parecido muy interesante la colección Xenophobe’s Guide mostrada en clase, puesto que creo que podría ser de gran utilidad en el aula para conocer, al mismo tiempo, estos clichés que de algún modo forman parte de la sabiduría popular y sus correspondientes mitos.
En conclusión, creo que el conocimiento y manejo de las competencias es fundamental para los docentes de lenguas extranjeras, ya que nos permitirán guiar al alumno de la manera más adecuada con vistas a su consecución y equilibrio. Asimismo, pienso que es importante también que no consideremos estas competencias como categorías estancas, sino que, además de conocerlas de manera individual, seamos capaces de ver las interrelaciones que se establecen entre ellas. Por otro lado, entiendo que es importante que comencemos a transmitir a los usuarios y alumnos que, cuando aprendemos lenguas, no solo estamos adquiriendo contenidos ni desarrollando habilidades de carácter puramente lingüístico, sino que también estamos entrando en contacto con un sistema cultural completo y complejo, con todo lo que ello implica. Debemos hacerlos reflexionar y fomentar el desarrollo de esta sensibilidad, tolerancia y respeto de la que se hablaba anteriormente, tanto porque conforman nuestra calidad humana como porque son indispensables para la interiorización de estos aspectos culturales y el desarrollo y evolución de nuestra/s personalidad/es. Asimismo, como docentes debemos evitar, también, caer en estos clichés e intentar desarrollar actividades que pretendan romper con todos estos prejuicios y estereotipos establecidos y "compartidos" y que ayuden al desarrollo del espíritu crítico, así como mostrar que existen más "mundos" y "realidades" más allá de nuestro propio y único "mundo" y visión de la "realidad".
El presente tema se encuentra directamente relacionado con el Tema 2, por lo que, para su abordaje, se partió de la definición del uso de la lengua que se puede ver en la siguiente imagen, especificada, a su vez, en el Capítulo 2 (p. 9) del MCER, para, a continuación, trabajar de manera específica con las competencias. Para tal fin, además de la exposición teórica por parte de la docente, visionamos una TED talk de Chimamanda Ngozi en la que se hablaba sobre los peligros de la historia única y completamos, con las mismas parejas con las que habíamos trabajado previamente, el curso diseñado en el tema anterior con los nuevos elementos del Marco vistos durante esta clase (competencias).
En mi opinión, y como docentes de lenguas extranjeras, considero que el estudio y manejo de las competencias es un aspecto fundamental, ya que es necesario que el alumno las desarrolle de manera plena para completar, así, su proceso de adquisición y aprendizaje. Debemos entender entonces que, para que el usuario consiga este objetivo, es preciso que ponga en práctica una serie de procesos, estrategias y conocimientos, los cuales seleccionará y activará, de acuerdo con el contexto en el que tenga que emplear la lengua, para enfrentarse a una tarea determinada. Para completar dicha tarea, el usuario se embarcará en lo que se conoce como "tarea comunicativa" o "actividad de lengua" y podrá, así, en práctica estos procesos cognitivos, estrategias y conocimientos que, con el uso continuado, le llevarán a desarrollar su aprendizaje. Con el fin de realizar estas tareas y actividades que son necesarias para abordar las diferentes situaciones comunicativas, los usuarios ponen en práctica sus competencias, desarrolladas a partir de su experiencia previa, tanto dentro como fuera del aula. Al participar constantemente en acontecimientos comunicativos, las competencias del alumnado se encuentran en un proceso continuo de desarrollo que adquiere, de este modo, un carácter totalmente circular. De esta manera, cuanto más practique el usuario, más y más desarrollará sus competencias, si bien no todas ellas se encontrarán en el mismo punto o nivel de idioma. Así, lo más probable es que un usuario con un nivel B1 tenga algunas de sus competencias desarrolladas hasta un nivel A2 o A2+ y otras hasta un nivel B1+ o B2, por ejemplo. El nivel de desarrollo de cada una de estas competencias, tal y como especifica el Companion Volume, dependerá, principalmente, de las competencias generales de cada usuario, las cuales vienen determinadas, a su vez, por diversos factores como la edad, la experiencia, etc. Este será un aspecto que deberemos tener en cuenta, sin duda, en nuestra tarea como docentes, con el fin de incentivar, dentro de lo posible, un equilibrio entre todos los niveles de desarrollo de las competencias y de prestar especial atención a aquellos elementos que más lo necesiten. Con relación a esto, y con el fin de profundizar un poco más en el estudio de las competencias, resulta necesario establecer una distinción entre aquellas que se consideran de tipo más general (no relacionadas directamente con la lengua, pero que se pueden utilizar para acciones de todo tipo, también para actividades lingüísticas) y las de carácter comunicativo (aquellas que hacen posible que el usuario pueda actuar utilizando específicamente medios lingüísticos), cuyas subcategorías pueden verse detalladas en la siguiente imagen. Es importante destacar, con relación a este punto, que aunque se presenten de manera separada, estas categorías no son estancas, por lo que existe una fuerte interrelación entre todas ellas.
Desde mi punto de vista, y tal y como hemos visto durante este tema, la adquisición de una lengua es indivisible de la interiorización de su cultura, puesto que ambas son caras de una misma moneda. Dicho proceso presenta implicaciones también a otros niveles, entre los que destaca la evolución de nuestros valores, puntos de vista o creencias, que, si bien se encuentran en constante progreso durante toda la vida, se desarrollan todavía más o de manera diferente en el caso de adquirir otra lengua-cultura distinta de la materna. De hecho, y a raíz de las sensaciones compartidas con otros compañeros, muchos sentimos que, tras la adquisición de nuestra lengua-cultura extranjera, somos más curiosos y a la vez respetuosos con las culturas ajenas, más abiertos, más comprensivos y más tolerantes tanto con nuestros puntos de vista como con los de los demás; por lo que consideramos, en general, que es un aspecto que ha influido, en gran medida, en la conformación de nuestra personalidad de manera directa. Esta influencia no solo se produce de manera unidireccional hacia nuestra cultura origen (cuestionando, en muchos casos, los sistemas o dinámicas imperantes), sino también hacia la cultura meta, aportando, en muchas ocasiones, elementos propios de nuestra cultura materna. Durante mi proceso de aprendizaje de lenguas extranjeras, visto ahora en perspectiva, puedo observar la influencia exponencialmente progresiva que ha tenido la lengua-cultura extranjera en el desarrollo de mi personalidad. De este modo, y tal y como comparten también muchos de mis colegas, creo que, cuando adquirimos una lengua extranjera, modificamos, por un lado, nuestra personalidad en la cultura origen (la cual presenta, irremediablemente, rasgos de la meta) y, por el otro, desarrollamos una "nueva" personalidad en la lengua extranjera, como si creásemos nuestro propio "personaje" en ese otro idioma, que puede ser parecido y presentar elementos o no del que tenemos en nuestra lengua-cultura materna. Esta evolución puede verse claramente en la fase en la que el usuario deja de "parecer" un libro de texto y "suena" natural, como si estuviese hablando su lengua materna, independientemente de los errores que cometa. La consecución de esta naturalidad es indisociable de otros aspectos diferentes de los puramente lingüísticos como, por ejemplo, las costumbres, los "sentimientos" o conceptos compartidos o el lenguaje no verbal. Con todo, no debemos olvidar que, tanto dentro de nuestra cultura como de la otra, cada individuo tiende a permear toda esta información desde su propio punto de vista específico, determinado, a su vez, por factores eminentemente socioeconómicos, culturales y de clase, puesto que, a pesar de intentar hacer un ejercicio de abstracción y objetividad, es muy difícil desprenderse de todos estos prejuicios e ideas establecidas. Así, será indispensable que, para la adquisición de una nueva lengua-cultura, el alumno presente, dentro de lo posible, una mentalidad abierta y sea capaz de desarrollar cierta sensibilidad, empatía, tolerancia y respeto, así como desterrar toda actitud clasista, racista o xenófoba.
En vista de lo anterior, resulta obvio que el aprendizaje de un idioma implica no solo el estudio de elementos de carácter más lingüístico, sino también de otros tales como valores, puntos de vista, costumbres, etc. que son ajenos o diferentes de los de nuestra cultura origen. Se trata pues de un proceso que resulta beneficioso y positivo a múltiples niveles, no solo académicos o laborales, sino también cívicos, sociales, etc. No obstante, y puesto que, tal y como se comentaba anteriormente, siempre tendemos a analizar todo desde nuestro punto de vista, será importante hacer un ejercicio de abstracción, relativización y objetividad a la hora de abordar estas cuestiones, intentando no caer en los estereotipos imperantes ni seguir los prejuicios establecidos, así como haciendo hincapié en la diversidad existente en todas las partes del mundo. Este aspecto adquiere gran relevancia también en el proceso de E-A de segundas lenguas o lenguas extranjeras en general, donde es muy habitual caer, sin darnos cuenta, en las ideas preconcebidas que se nos han ido transmitiendo y hemos ido interiorizando a lo largo de nuestra vida; lo que hace que, como docentes, se las transmitamos, a su vez, a nuestro alumnado creando, así, un círculo muy difícil de romper que, además, se ve refrendado y reforzado, en muchos casos, por la información que nos llega por otros canales. De esta manera, resulta muy importante que evitemos crear nociones demasiado estereotipadas durante nuestras clases con el fin de que los alumnos puedan adquirir contenidos de carácter cultural, pero sin crear clichés que, en la realidad, no sean totalmente ciertos. A colación de esto, me ha parecido muy interesante la colección Xenophobe’s Guide mostrada en clase, puesto que creo que podría ser de gran utilidad en el aula para conocer, al mismo tiempo, estos clichés que de algún modo forman parte de la sabiduría popular y sus correspondientes mitos.
En conclusión, creo que el conocimiento y manejo de las competencias es fundamental para los docentes de lenguas extranjeras, ya que nos permitirán guiar al alumno de la manera más adecuada con vistas a su consecución y equilibrio. Asimismo, pienso que es importante también que no consideremos estas competencias como categorías estancas, sino que, además de conocerlas de manera individual, seamos capaces de ver las interrelaciones que se establecen entre ellas. Por otro lado, entiendo que es importante que comencemos a transmitir a los usuarios y alumnos que, cuando aprendemos lenguas, no solo estamos adquiriendo contenidos ni desarrollando habilidades de carácter puramente lingüístico, sino que también estamos entrando en contacto con un sistema cultural completo y complejo, con todo lo que ello implica. Debemos hacerlos reflexionar y fomentar el desarrollo de esta sensibilidad, tolerancia y respeto de la que se hablaba anteriormente, tanto porque conforman nuestra calidad humana como porque son indispensables para la interiorización de estos aspectos culturales y el desarrollo y evolución de nuestra/s personalidad/es. Asimismo, como docentes debemos evitar, también, caer en estos clichés e intentar desarrollar actividades que pretendan romper con todos estos prejuicios y estereotipos establecidos y "compartidos" y que ayuden al desarrollo del espíritu crítico, así como mostrar que existen más "mundos" y "realidades" más allá de nuestro propio y único "mundo" y visión de la "realidad".
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