Tema 7: Metodología CLIL/AICLE

Tema 7: Metodología CLIL/AICLE


En el presente tema se trataron diversos aspectos relacionados con la metodología CLIL (Content and Language Integrated Learning) o AICLE (Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas Extranjeras) a través de las explicaciones teóricas pertinentes, así como de las actividades desarrolladas y de la presentación de la compañera Rut Guinarte (recogidas en este post). A continuación, se comentarán algunas de las ideas y reflexiones extraídas a partir de lo expuesto y debatido durante las clases teóricas.

En primer lugar, creo que es interesante retomar el debate sobre el nivel de idioma que se exige al profesorado. Tal y como se comentó en clase, comparto la opinión de que un B2 es un nivel un tanto escaso y, obviamente, insuficiente para embarcarse en este tipo de docencia. Entiendo que la competencia lingüística adecuada estaría más en torno a un C1 o, idealmente, a un C2, ya que, tal y como se puede observar en la imagen de abajo, son los niveles en los que se entiende que el usuario es totalmente competente. A este respecto, siempre es relevante mencionar que, independientemente de lo que se plasme en el certificado, los niveles de las diferentes destrezas no suelen estar equilibrados dentro de un mismo usuario y es bastante habitual que, aunque se tenga un papel que lo certifique, se carezca, en la práctica, de la competencia necesaria para desarrollar esta tarea. De cualquier modo, y a pesar de los cursos de formación que se ofrecen y de que cada vez hay más profesorado con buenas competencias lingüísticas, es obvio que el grueso del cuerpo docente sigue presentando un bajo nivel de idioma que no resulta, en absoluto, adecuado o suficiente para este fin. Así, y con el objetivo de mejorar la competencia lingüística en el contexto académico, la Xunta ha aprobado la estrategia Edulingue 2020 que, entre otros aspectos, implica que los profesores alcancen un nivel C1, por lo menos, para ese año. Si bien parece, en principio, una iniciativa prometedora, habrá que estar atentos a que al final, por las “prisas”, no acabemos llegando a una situación en la que, a pesar de que los docentes obtengan las calificaciones necesarias, no sean capaces de impartir, en realidad, este tipo de clases. Con tal motivo, y como se planteaba en el post correspondiente al dosier, no me parecería descabellado que, dentro de su misma rama de estudios, se plantease la posibilidad de dejar acceder a traductores e intérpretes a impartir esta docencia en algunas materias, ya que, en la mayoría de los casos, presentan, en mi opinión, tanto un nivel de idioma como una formación teórica y experiencia acumulada más que suficiente y adecuada.

Captura de los niveles de idioma contemplados por el MCER

También me pareció muy interesante descubrir de donde provienen los materiales y recursos para las materias de CLIL, ya que, en algunas ocasiones, se me había planteado la curiosidad y me había surgido la duda. Si bien no resulta sorprendente, sí que es un poco “decepcionante” saber que apenas existen fuentes de referencia para la impartición de estas disciplinas y que la mayoría de materiales didácticos se elaboran entre los docentes de los diferentes departamentos del centro y, en su caso, los auxiliares con los que se cuente en ese momento determinado; lo que supone una gran e inestimable tarea de coordinación entre todos los agentes implicados. Aunque creo que esta libertad y margen de maniobra son positivas en líneas generales, estimo que sería recomendable, como mínimo, contar con glosarios, grabaciones de audio, flashcards, pósteres o cualquier recurso que pueda ser de utilidad y servir de apoyo para la impartición de estas materias, al mismo tiempo que guíe, de alguna manera, al docente en su tarea. Asimismo, también sería interesante que, de algún modo, se formasen comisiones o grupos de trabajo entre centros para, entre todos los agentes involucrados, crear un repositorio de los materiales existentes y trabajar de manera conjunta en su mejora o expansión. 
  
Para finalizar, me gustaría comentar también que me pareció muy ilustrativo saber cómo ha sido el proceso de implantación de este sistema en Galicia, ya que ayuda a explicar muchas cosas sobre el estado actual de estos programas y metodologías. Así, si se tiene en cuenta que es un modelo copiado de otros países donde los alumnos ya eran prácticamente bilingües antes de su puesta en funcionamiento, es posible comprender mejor los problemas y obstáculos a los que nos enfrentamos, especialmente al haberse implantado aquí de una manera bastante precipitada. Con todo, existen ejemplos exitosos dentro de nuestras fronteras que nos sirven como referencia y nos animan a seguir poniendo en práctica este tipo de programas.  


En conclusión, creo que tanto las explicaciones teóricas como las actividades prácticas y la presentación de nuestra compañera Rut Guinarte me han ayudado mucho a entender, más en detalle, de qué trata la metodología CLIL en general, así como a profundizar en diversos aspectos concretos sobre su implementación y puesta en práctica. En mi opinión, ha sido un tema muy ilustrativo que me ha ayudado a reflexionar, también, sobre otros asuntos relacionados como el PBL (Project Based Learning) o ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos), el concepto de andamiaje o scaffolding o la primacía de la fluidez sobre la precisión gramatical o lingüística en este caso.

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